La sala de psicomotricidad está muy cerca de la cocina, y yo todos los días paso flotando desde la biblioteca para picar algo en la cocina.
En algunas ocasiones me encuentro a mis queridos niños haciendo algún tipo de ejercicio, que a modo de juego, ayuda a mejorar su movimiento.
La verdad es que yo al no tener pies no pude acompañarles en el juego y me quedé simplemente allí, mirando y animando la actividad.
Estos niños si que saben pasárselo bien.
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